Celestino Martínez Fernández
Nace el Villar de San Pedro (Boal) en el año 1881.
En 1893, a la edad de 12 años, emigra a Cuba reclamado por una tía materna y comienza a trabajar como ayudante en una fábrica de pastas llamada La Victoria, la cual, con el paso de los años llegó a ser de su propiedad, adquiriendo una edificación contigua a la fábrica que destinó a la elaboración de dulces y confituras llamada El Sol, junto con su hermano José María. Ambos negocios llegaron a dedicar parte de su producción al mercado estadounidense y mexicano.
Contrajo matrimonio por poderes con la boalesa Ana Santa Eulalia Blanco (Anita), hija del empresario Benito Santa Eulalia, dueño, entre otros, de un famoso negocio llamado La Principal y del que se conserva numerosa documentación y objetos en el Museo del Pueblo de Asturias.
Celestino vendió sus fábricas en la isla caribeña y regresó con su esposa a Boal, llegando a ser alcalde del concejo. Bajo su mandato se construyó el puente de Castrillón.
El matrimonio edificó Villa Anita para su residencia, una construcción singular y pintoresca desde donde se tienen unas estupendas vistas de la capital del concejo y alrededores.
Su exterior no deja a nadie indiferente ya que, además de su tejado pronunciado y su dibujada guardamalleta (cenefa de madera que adorna los aleros), las fachadas están decoradas con azulejos de Talavera, destacando la principal con diferentes motivos ornamentales obra de Juan Ruiz, prestigioso ceramista talabricense.
Y si su exterior es fantástico, su interior le supera. “Villa Anita la fantástica”, como la llamó el fotógrafo Alejandro Braña, tiene un interior original, con suelos, paredes y techos decorados con antojo en los que se pueden ver escenas de El Quijote, motivos árabes, y coquetos muebles en cada una de las estancias.
