El 22 de noviembre de 1911 en los salones del Centro Asturiano de La Habana se reúnen 29 emigrantes boaleses con el propósito de crear una asociación para el fomento de la educación en el concejo.

El 21 y el 26 de diciembre se celebraron nuevas asambleas, y en ellas se aprobó un reglamento y se eligió una junta directiva que estaría presidida por José Siñeriz y García., naciendo de esta forma la Sociedad de Naturales del Concejo de Boal.

En el artículo 1º del reglamento de la Sociedad se señala cuál era su objetivo: «dotar de casa de escuela, a los pueblos del concejo, que carezcan de local apropiado y tengan maestro pago por el estado…».

Reglamento
Reglamento
Artículo primero
Artículo primero

Los primeros pasos fueron difíciles, la escasez de fondos, los problemas derivados de la inscripción de socios, los diferentes planteamientos acerca del modo mas adecuado para alcanzar el fin que se habían propuesto y en general la falta de experiencia, dieron lugar a contratiempos que fueron siendo soslayados, no sin ciertas dificultades.

La Sociedad creció con gran rapidez y en poco más de dos años el número de socios había alcanzado los 400, permitiendo a la junta directiva disponer del capital necesario para emprender la construcción de los edificios escolares. De esta manera, a finales de 1917 ya estaban concluidas las dos primeras escuelas en los pueblos de Rozadas y Sarceda y en 1919 la de Castrillón.

Los años 20 supusieron la consolidación definitiva de su proyecto. En 1925 la Sociedad  llegó a tener 900 socios repartidos entre Cuba y Argentina, donde surgió una importante delegación que llegó a tener casi 200 miembros. Durante el discurrir de la década se fueron levantando edificios escolares en los pueblos de Villanueva, Villar de San Pedro, Vega de Ouria, Lendiglesia, San Luis, La Bajada, Los Mazos y Miñagón. Es en esa época cuando se nombra delegado en Madrid a F. J. Fernández Vila un personaje de importancia dentro del mundo de la emigración. Presidente de la Bolsa de Trabajo Internacional, director de la revista El emigrante español y representante en España de más de 50 asociaciones de emigrantes.

La Sociedad de Naturales del Concejo de Boal no se limitó sólo a la construcción de escuelas. Sus actividades también incluyeron la organización de fiestas y la beneficencia.

De esta manera celebraron jiras y banquetes; ayudaron a los soldados del concejo que luchaban en África; colaboraron en el arreglo del pavimento de la iglesia de Boal; o levantaron un panteón social en el cementerio de Colón en La Habana. Además se dedicó mucha atención a los socios enfermos, nombrándose comisiones para visitarlos y preocupándose de que recibiesen buenos cuidados médicos.

El dinero para la realización de estas actividades tenía su origen en colectas y aportaciones particulares, ya que según el reglamento las cuotas sociales sólo podían ser dedicadas a la edificación de escuelas.

Paralelamente a todas estas actuaciones la Asociación intentaba llevar a cabo su máxima ambición: la construcción de un gran edificio escolar en la capital del concejo. Desde 1919 realizaron gestiones para su construcción. Tras años de negativas el Gobierno accedió a colaborar en la edificación en el año 1925, iniciándose las obras que se paralizaron poco después debido a problemas con la pendiente del solar. Los trabajos no se reanudaron hasta 1931. Finalmente el 23 de septiembre de 1934 fueron inauguradas las Escuelas Graduadas. Meses después, en enero de 1935, abría sus puertas la escuela de Doiras.